Gardi
El gardí (Scardinius erythrophthalmus) es un pez actinopterigio de la familia Cyprinidae. Es dulceacuícola, de hábitos pelágicos y bentónicos. De distribución amplia: nativamente se encuentra en Europa, buena parte de Asia, y junto a los mares del Norte, Báltico, Negro y Caspio y de Aral. Fue introducido en Irlanda, Estados Unidos, Marruecos, Madagascar, Tunicia, Nueva Zelanda, Canadá y en la Península Ibérica. Potencialmente se considera una especie invasora. Su estado de conservación es bueno: no está amenazado.
Es de tamaño pequeño-mediano para ser un ciprínido. En la Península Ibérica no suele superar los 3 dm aunque puede llegar hasta los 5 dm de longitud y los 2 kg de peso. Posee una boca súpera, sin barbillones. El cuerpo es aplanado lateralmente y abombado en la zona cefálica.
La aleta dorsal posee los radios densamente ramificados; las aletas pectorales están muy adelantadas.
La coloración general es plateada con la base de las aletas de color rojo intenso, casi escarlata. Posee un halo rojizo-anaranjado en torno al ojo. En la línea lateral posee en torno a 40 escamas. Criado en cautividad, su aspecto general vira a un color dorado.
Vive en ríos y lagos, en la interfase pelágica y bentónica, aunque en invierno tiende a aumentar la profundidad de su hábitat preferencial. Requiere de abundante vegetación sumergida.
Se trata de una especie omnívora, que se alimenta tanto de plantas superiores y algas como de insectos acuáticos y sus larvas, si bien el consumo más común es el de macrófitos, especialmente en individuos adultos. Puede vivir en aguas contaminadas y también salobres y además existen algunas poblaciones anádromas.
Se reproduce entre abril y junio en la Península Ibérica; dicha estacionalidad, así como la edad en la que se alcanza la madurez, varía según la latitud. Lo más habitual es que los machos maduren sexualmente entre el año y los cuatro años, y las hembras entre los dos y cinco. La ovoposición se da en la primavera tardía y en el verano, cuando el agua poseen una temperatura de 16 °C.
Su carácter herbívoro puede alterar la ecología de los hábitats en los que se ha introducido, puesto que reduce la biomasa vegetal disponible para otras especies, además de posiblemente variar la composición florística de dichos hábitats. No obstante, no se han descrito alteraciones en la ictiofauna autóctona en los lugares donde se ha introducido la especie. Se asume que dicha introducción fue realizada con objeto de incrementar el interés de la pesca deportiva.
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